A puerta cerrada, rodeado de los suyos, el presidente nacional del tricolor enmienda las reglas internas del partido para mantenerse en el poder hasta 2032.
El PRI ha aprobado cambiar sus estatutos este domingo, en una reunión de la militancia a puerta cerrada, evento diseñado para que su presidente, Alejandro Alito Moreno, pueda perpetuarse en la presidencia del partido. Personaje controvertido, criticado por buena parte de los cuadros históricos de la formación, el último, Manlio Fabio Beltrones, Moreno ha celebrado las enmiendas aprobadas, que le permitirán reelegirse como dirigente nacional del tricolor hasta 2032.
El evento se ha celebrado en la mañana del 07 de julio, en el Pepsi Center, en una zona acomodada de Ciudad de México. Poco le han importado a Moreno y sus adláteres las críticas que habían recibido estos días, descubiertas sus intenciones de reelegirse al frente del partido. Los pocos pesos pesados que le quedan al tricolor, caso del mismo Beltrones, de Beatriz Paredes o de Dulce María Sauri, habían rechazado el camino de Alito. En una carta firmada divulgada esta semana, decenas de militantes exigían la separación del cargo de Moreno, dada la crisis interna del partido.
Caso omiso. El PRI, que en marzo cumplió 94 años, ha celebrado su asamblea con muchos de los críticos esperando en la puerta, sin poder entrar. Los pocos que lo han hecho se han sentado donde han podido, lejos del presídium, marginados. Afuera, alguno la ha emprendido a patadas con una puerta de cristal, que se ha acabado por romper. El órgano directivo ha empezado a leer las enmiendas a los artículos de los estatutos, ante la expectación de los presentes. Al final, algunos han empezado a gritar “¡no reelección!”, pero la multitud, adicta al dirigente, los ha callado a voz en grito: “¡Alito, Alito!”.
El dirigente ha tomado el micrófono y le ha dedicado una burla a los críticos. “Ahí afuera estos que se dicen que participaban en el PRI, una bola de cínicos, de lacayos, al servicio del Gobierno y sus intereses, que quieren romper la unidad a cambio de inmunidad. Pero les digo, ellos fueron el peor lastre para nuestro partido”, ha dicho, con el mismo tono gritón con que le jaleaban.
Alito allana así su camino para controlar el partido por un periodo de tiempo extraordinario. La ironía es que, al ritmo al que ha perdido poder bajo su mandato, el PRI podría llegar al 2032 como un espectro. Después de las elecciones del 2 de junio, el tricolor apenas mantiene el Gobierno de dos estados, Durango y Coahuila. En el Congreso, su representación mengua a cada elección, al punto de ser casi marginal. La desbandada de militantes en los últimos años ha sido constante. El mismo Alito ha expulsado a algunos, como Alfredo Del Mazo, por “traidor”.
Fuentes: El País, El Pueblo, Líder Empresarial
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