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El fracaso del Insabi

En el primer año del gobierno de AMLO los hospitales privados aplicaron 98.5% más quimioterapias que el año anterior y el gasto de los ciudadanos para compra de medicinas también creció en 2022.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador disminuyó el financiamiento de tratamientos para cáncer de mama, cérvico uterino e infantil desde el inicio de su administración hasta que llegar a cero tratamientos pagados en 2021, los cuales debía atender el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), la fallida estrategia de salud del mandatario.


A la par, los tratamientos de quimioterapias en hospitales privados se duplicaron desde el primer año de gobierno de la autonombrada cuarta transformación. Mientras en 2018 los hospitales privados aplicaron 48 mil tratamientos, en 2019 aumentaron a 94 mil, un crecimiento de 98.5%, la mayor alza registrada desde 2013, de acuerdo con las Estadísticas de Salud en Establecimientos Particulares del INEGI.


De hecho, mientras en el sexenio anterior la aplicación de quimioterapias de manera privada se mantuvo estable, en el gobierno de López Obrador se mantuvo al alza. En 2020 hubo 67 mil quimioterapias aplicadas en hospitales de paga, en 2021, 76 mil; y en 2022, 64 mil; todas cifras mayores a las registradas en el sexenio de Enrique Peña Nieto.


Además, esto también coincide con datos de la Encuesta Nacional Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH), en la que se demuestra que el gasto que hicieron los ciudadanos en 2022 para compra de medicinas creció en 39% en comparación con 2018; y los más pobres, incluso, gastaron el doble de recursos.


Esto coincide con la decisión del presidente López Obrador de desaparecer el Seguro Popular, la estrategia que había funcionado durante tres sexenios para atender los tratamientos de enfermedades consideradas como catastróficas como el cáncer, debido a su alto costo, y que fue sustituido por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) a partir de 2019.


En los tres años siguientes, el personal médico señaló carencias hasta de insumos básicos e incertidumbre laboral; los pacientes reclamaron falta de atención y desabasto de medicinas, pero el presidente respondía que quienes protestaban eran “opositores” e insistía que el sistema de salud sería como el de Dinamarca.


Sin embargo, el 10 de julio pasado, López obrador reconoció que el Insabi “no funcionó”. “Ahí tuvimos un tropiezo, se corrigió y ahí vamos adelante”, por lo que echó en marcha el IMSS-Bienestar desde 2022, cuyo objetivo principal es centralizar los servicios de salud.


Esa falla se tradujo en dejar sin tratamiento a pacientes enfermos de cáncer, como comprueban estadísticas oficiales.


Sólo para atender el cáncer infantil, el gasto entre 2012 y 2016 fue de 500 millones de pesos; en los años siguientes bajó a 300 millones de pesos, pero en 2021 solo fue de 21 millones de pesos; un recorte de 97%.


Mientras que el número de tratamientos pagados pasó de 1,600 en 2018 a 300 en 2021; es decir, en el gobierno de AMLO hubo 1,300 tratamientos menos.


En cáncer de mama, el gasto pasó de 1 mil 995 millones de pesos en 2018 a 170 millones de pesos en 2021, un recorte de 93%. Mientras que el número de tratamientos pagados pasó de 7 mil 400 a 2 mil 500, una disminución de 4 mil 900 tratamientos.


El cáncer cervicouterino tuvo 300 millones de pesos en 2018, pero solo contó con 15 millones en 2021, un recorte de 95%. Y el número de tratamientos pasó de 2,500 en 2018 a 800 en 2021, una disminución de mil 700.


Para 2021, no se pagó un sólo tratamiento para estos padecimientos. De acuerdo con el informe de labores del Insabi, “se transfirieron recursos con cargo al Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos por un total de 54 mil 881 millones de pesos para dar cumplimiento con las obligaciones previamente contraídas”. Es decir, pagar las deudas con proveedores.


Fuentes: Animal Político, Expansión Política, Plaza de Armas, Aristegui Noticias, El País

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