La SEP distribuye más recursos a estados con mejores condiciones en planteles escolares como Jalisco o Nuevo León, mientras Oaxaca o Guerrero, con más carencias, reciben menos dinero.
En Oaxaca, siete de cada 10 escuelas públicas no cuentan con servicios básicos completos. En algunos planteles faltan baños, en otros no hay luz eléctrica o agua potable. Varias escuelas, de las 13,666 ubicadas en el estado, ni siquiera tienen lavamanos.
Pese a ello, Oaxaca es una de las entidades federativas que menos recursos recibe del gobierno federal para infraestructura educativa.
Cada año, a través del Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM), la federación distribuye dinero a estados y municipios para la construcción, equipamiento, rehabilitación y mantenimiento de los planteles públicos de educación básica.
Sin embargo, prioriza el número de estudiantes y centros escolares que tiene cada estado para asignarles más recursos, sin considerar que algunas entidades federativas, como Oaxaca, tienen mayores necesidades en sus escuelas, aunque tengan menos alumnos.
También toma en cuenta la inasistencia escolar, crecimiento poblacional, grado de marginación y migración.
“En ningún momento se está tocando cuál es la situación de la infraestructura, o sea, no se hace un diagnóstico sobre cómo se encuentran las escuelas”, explica María Teresa Gutiérrez, directora de Monitoreo de Indicadores en Mexicanos Primero.
Esta organización, que defiende el derecho a la educación, realizó un análisis sobre los recursos del FAM e identificó falta de equidad en su distribución durante 2023 y 2024.
En los últimos dos años, el Estado de México fue la entidad federativa que más dinero recibió del FAM. Cuenta con 19,128 escuelas de educación básica y, de ellas, 24.2% carece de servicios básicos completos.
Guerrero, incluso, recibe menos dinero del FAM que Jalisco y Nuevo León, donde el 15.8% y 36.8% de los planteles, respectivamente, funcionan sin servicios básicos completos.
Chiapas es el único estado con una gran carencia en infraestructura educativa que sí ha recibido una mayor asignación de recursos. Aquí, 75% de los planteles están sin servicios básicos completos, pero es por su tamaño por lo que ha recibido el mayor presupuesto después del Estado de México.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) asigna el dinero del FAM y publica los montos en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en enero de cada año. El método se mantiene a pesar de que, desde 2015, distintas organizaciones civiles y hasta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) han solicitado revisar los criterios para acabar con las inequidades, señala Gutiérrez.
"Se pasa por alto la afectación que la calidad de la infraestructura tiene en el aprendizaje de niñas, niños y adolescentes”, María Teresa Gutiérrez, especialista en educación de Mexicanos Primero.
El FAM es un fondo distinto al del programa La Escuela es Nuestra, que también otorga recursos para infraestructura educativa. La diferencia principal es que el FAM se entrega a los gobiernos locales y La Escuela es Nuestra da el dinero de manera directa a comités escolares.
El Fondo de Aportaciones Múltiples para Infraestructura Educativa Básica ha tenido mínimos aumentos presupuestarios en los últimos años. En 2023 se le aprobó un monto de 12,457 millones de pesos y en 2024 el gasto fue de 12,829 millones de pesos, una reducción de 1.08% en términos reales, es decir, si se considera la inflación. Para 2025 se le asignaron 13,762 millones, apenas 2.8% más.
Pero del presupuesto total del FAM, 91%, en promedio, se destina a la infraestructura educativa de educación básica. El resto se asigna a proyectos de salud, deporte, asistencia social y seguridad.
El año pasado se ejercieron 9,660 millones de pesos en 6,610 proyectos de infraestructura educativa. La Ciudad de México ejerció la mayor proporción (26.9%) de los recursos que se le asignaron y realizó 24 proyectos.
Después le siguió Chiapas, con 5.5% de la inversión total y 275 proyectos; Nuevo León obtuvo el 5.4% de los recursos y los utilizó en 214 obras de infraestructura educativa, de acuerdo con una evaluación del Coneval.
El mayor impacto de la asignación del FAM es que varias escuelas continúan con carencias. De acuerdo con datos de Mejoredu, 54,662 escuelas en el país no tienen agua potable, 5,950 no cuentan con baños, 42,474 no tienen lavamanos y 25,890 carecen de electricidad.
Acudir a escuelas en esas condiciones afecta el proceso de aprendizaje de los estudiantes, reitera la especialista de Mexicanos Primero. En el caso de las niñas, muchas veces, por la falta de baños dignos, evitan ir a clases durante su periodo menstrual.
“Estar en una escuela con condiciones dignas y bien equipada favorece los procesos de aprendizaje. En las que no, lleva a que dejen de asistir a la escuela y con esto pierdan aprendizajes”, advierte.
Fuentes: Expansión Política, La Crónica de Hoy, DGESUI, El Heraldo de México
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