La vicepresidenta lanzó un mordaz reproche al expresidente Donald Trump, calificándolo de amenaza para la democracia, la estabilidad mundial y los derechos de las mujeres.
La vicepresidenta Kamala Harris utilizó el jueves su discurso de aceptación en la Convención Nacional Demócrata para presentarse como una líder pragmática que podría unir a todos los estadounidenses en torno a un “nuevo camino a seguir”, y presentó a su oponente, el expresidente Donald Trump, como un hombre peligroso y “poco serio”, cuya elección alteraría los cimientos de la democracia estadounidense.
Con voz firme y mirada directa, Harris, exfiscala, expuso los argumentos más extensos y serios que ha presentado contra Trump como candidato presidencial.
En cada momento del discurso de casi 40 minutos, Harris advirtió que el comportamiento truculento del expresidente ocultaba una amenaza seria y sustantiva para los estadounidenses, ya sea que busquen acceso a la atención en salud reproductiva, se preocupen por la seguridad y la estabilidad de las relaciones diplomáticas o se preocupen por el flujo de inmigrantes a través de la frontera sur de la nación.
“Con estas elecciones, nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y fugaz de dejar atrás la amargura, el cinismo y las batallas divisorias del pasado”, dijo. “Una oportunidad de trazar un nuevo camino hacia delante. No como miembros de un partido o facción, sino como estadounidenses”.
Ante miles de simpatizantes en el estadio United Center de Chicago, Harris reconoció que su candidatura no era la que su partido esperaba hace tan solo unas semanas. Pero, según dijo a la multitud, no era “ajena a los trayectos insólitos”, al describirse a sí misma como la hija de una científica india cuyos sueños de una nueva vida en Estados Unidos se convirtieron en el catalizador de su carrera jurídica y política. Su madre, dijo irónicamente, le enseñó a “no hacer nunca nada a medias”.
Aunque no lo dijo, la nominación de Harris rompe barreras: es la primera mujer negra y la primera persona de ascendencia sudasiática que acepta la candidatura de uno de los partidos principales. De ser elegida, sería la primera presidenta de la historia del país.
Sin embargo, Harris no trató de vender a sus partidarios una presidencia que sería muy diferente de la que ha ocupado durante los últimos tres años y medio el presidente Joe Biden, quien, como candidato, luchó contra la deriva izquierdista de su partido durante la carrera presidencial de 2020 y más tarde atrajo a Harris a su candidatura.
Biden, de 81 años, también prometió ser un unificador en un momento en que el país estaba profundamente dividido y se tambaleaba por la pandemia del coronavirus. Durante mucho tiempo, él también ha defendido durante una filosofía económica de “centro hacia fuera, abajo hacia arriba” centrada en proteger los avances tecnológicos estadounidenses, frenar el auge de los competidores mundiales y reentrenar a los trabajadores.
El jueves, Harris promovió políticas que abordarían la asequibilidad de la vivienda, ideas que representan un cambio gradual respecto a las expuestas por Biden. Pero lo que es diferente ahora no son las políticas, sino la candidata, una mujer de 59 años que subió al escenario entre aplausos y prometió que haría avanzar a su partido.
Durante semanas, Harris había abordado el discurso más importante de su carrera política sabiendo que tenía que volver a presentarse a los estadounidenses que quizá la conozcan solo como la vicepresidenta que ascendió a la cabeza de la candidatura después de que Biden fracasó en un debate y abandonó su candidatura.
El discurso fue el más extenso sobre política exterior que Harris ha pronunciado como candidata presidencial. Se presentó como una líder deliberada y enérgica y una defensora de las alianzas tradicionales, en contraste con las decisiones basadas en caprichos y los mimos a autócratas extranjeros de Trump, además se declaró preparada para gestionar la crisis de Gaza que minó la popularidad de Biden.
“No adularé a tiranos y terroristas, como Kim Jong-un, quien apoya a Trump”, dijo Harris en un determinado momento. (Trump, por su parte, respondió al discurso en sus redes sociales diciendo: “Los tiranos se ríen de ella, es débil e ineficaz”).
La parte de su discurso dedicada a la guerra en Gaza generó uno de los mayores aplausos de la noche entre los asistentes a la convención, y sirvió de colofón a una semana en la que manifestantes propalestinos marcharon cerca del United Center y un pequeño grupo de delegados protestó contra la guerra desde el interior del recinto. Harris denunció el ataque de Hamás del 7 de octubre y dijo que en Gaza, desde el ataque, “la magnitud del sufrimiento es desgarradora”.
“El presidente Biden y yo estamos trabajando para poner fin a esta guerra de modo que Israel esté seguro, los rehenes sean liberados, el sufrimiento en Gaza termine y el pueblo palestino pueda hacer realidad su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación”, dijo.
Harris y sus asesores también sabían que tenía que definir mejor la amenaza de Trump y decidieron centrarse en el Proyecto 2025, una agenda política conservadora elaborada por sus aliados. Advirtió de que las políticas podrían tener un efecto devastador en la salud reproductiva, ocasionando la prohibición del aborto en todo el país y a más restricciones en la atención a la salud de las mujeres.
“Sencillamente, están locos”, dijo Harris. Dijo que estaría “orgullosa” de firmar una ley que protegiera el derecho al aborto, una promesa que también hizo Biden, pero que es muy improbable en el actual Congreso.
También reprendió a los republicanos quien, a instancias de Trump, boicotearon un proyecto de ley bipartidista de seguridad fronteriza que habría establecido las más duras restricciones a la inmigración en años. Prometió que Estados Unidos crearía una “vía a la ciudadanía” y que firmaría una iniciativa de seguridad fronteriza como comandante en jefe.
“En muchos sentidos, Donald Trump es un hombre poco serio”, dijo Harris. “Pero las consecuencias de volver a poner a Donald Trump en la Casa Blanca son extremadamente serias”.
Harris advirtió que el intento de Trump de anular las elecciones de 2020, su aliento a la turba que atacó el Capitolio el 6 de enero de 2021 y el reciente fallo de la Corte Suprema que otorga a los presidentes amplia inmunidad por delitos cometidos en el cargo presagian un segundo mandato de Trump que sería mucho peor para el país que el primero.
“Imagínense, Donald Trump sin barreras”, dijo, “y cómo usaría la inmensa presidencia de Estados Unidos”.
La contienda sigue siendo incómodamente reñida para los demócratas, aunque en las últimas semanas Harris ha ganado terreno entre los jóvenes, los votantes negros y las mujeres, todos ellos grupos cruciales para el éxito del partido en noviembre. Y, en un discurso tras otro en la convención de esta semana, los miembros del Partido Demócrata dejaron claro que eran optimistas sobre sus posibilidades en los próximos meses. Y varios líderes del partido, incluido el presidente Barack Obama, han insinuado que Harris y su compañero de fórmula, el gobernador Tim Walz de Minnesota, contarán con ayuda en la campaña.
A lo largo de la semana, las figuras más famosas del Partido Demócrata defendieron la presidencia de Harris. Hillary Clinton, la primera candidata demócrata a la presidencia que perdió ante Trump en 2016, dijo que Harris era la última de una serie de mujeres estadounidenses que han luchado por los derechos civiles, se han presentado a cargos públicos y han llamado a la puerta de la presidencia. Obama argumentó que la candidatura de Harris era una extensión de su propio movimiento político.
Otros han aprovechado su tiempo en el escenario para criticar el comportamiento y las políticas de Trump. Michelle Obama, la ex primera dama, tachó al expresidente de racista y sexista.
Pero la última noche de la convención entrelazó capítulos de la biografía de Harris con un enfoque en los temas clave del partido: el cambio climático, la justicia racial y la prevención de la violencia armada. Un grupo de oradores argumentó que Trump había transformado el Partido Republicano hasta hacerlo irreconocible, y que las personas que se sentían alienadas por ese partido podrían encontrar un hogar con la campaña de Harris.
“Seré una presidenta que nos una en torno a nuestras más altas aspiraciones”, dijo. “Una presidenta que lidere y escuche. Realista, práctica y con sentido común, y que siempre lucha por el pueblo estadounidense”.
Fuentes: The New York Times, CNN, France 24, Listín Diario
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