Crispín Jesús Mariscal Ávila, de 29 años, se encuentra entre los 105 jóvenes y adolescentes reportados como desaparecidos en Sinaloa tras el estallido de violencia entre grupos del crimen organizado.
La noche del 24 de septiembre, desoyendo las advertencias de su madre sobre el peligro en Culiacán, salió con amigos. Desde entonces, su familia no ha tenido noticias de él y no ha recibido ninguna comunicación de autoridades sobre su paradero.
La madre de Crispín ha expresado su desesperación. A pesar de sus constantes consejos para que su hijo no saliera de casa, él decidió arriesgarse. Ahora, enfrenta la angustia de no saber qué le ocurrió en una ciudad marcada por el terror de la violencia del narcotráfico.
La situación en Sinaloa es alarmante. En menos de dos meses, se han registrado 152 denuncias de desapariciones, con un incremento del 154% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta crisis ha sido exacerbada por la lucha interna en el cártel de Sinaloa, que ha llevado a un aumento significativo en la impunidad y en los delitos de alto impacto.
Las familias de los desaparecidos se ven obligadas a buscar a sus seres queridos en condiciones de alto riesgo, ya que la violencia y el temor dominan la vida cotidiana en Culiacán. A pesar de sus esfuerzos, muchas familias no han encontrado apoyo efectivo de las autoridades, que se encuentran abrumadas por la situación.
Crispín y muchos otros jóvenes se han convertido en víctimas de un entorno de violencia, donde el crimen organizado afecta a la juventud de la región. La comunidad enfrenta un desafío monumental para encontrar justicia y seguridad en medio de una crisis que parece no tener fin.
Fuentes: Animal Político, Diario Cambio 22
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