La antigua dirigente del partido augura su extinción en 2030, mientras reúne fuerzas y aliados en un intento de cambiar el destino y sacar al PRI de la crisis en la que se encuentra.
La convocatoria a una inusual asamblea nacional en las entrañas del PRI ha encendido las alertas y ha despertado el fantasma de la reelección. La continuidad de Alejandro Alito Moreno en la presidencia del histórico partido ha sido fraguada casi maquiavélicamente desde que tomó el control absoluto del partido hace cinco años (2019) encaminándolo al despeñadero de la extinción, lo dice como en una especie de augurio Dulce María Sauri (Mérida, Yucatán, 73 años).
La que fue dirigente del partido que gobernó 70 años México se pronuncia nuevamente por una renovación urgente de la agrupación política.
La transformación del tricolor sólo puede ocurrir quitando el lastre que le representa la omnipresencia de Alito, enquistado en el corazón del partido, dice. Las opciones que le quedan al dirigente son pocas, el fuero que tiene termina hasta que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, lo quiera. Mientras presagia la inminente extinción del partido, rechaza la pretensión de un cambio de nombre. Se necesita una reestructura pero sin recurrir a la banalidad. “Por lo menos que nuestro féretro esté envuelto en la bandera nacional, en la bandera del PRI”, sostiene.
Sauri tiene en su haber numerosos cargos y pesan sobre ella más de 30 años de militancia en el Revolucionario Institucional, aunque parecen no pasar los años para ella. Ha dejado por unos días la paz y la tranquilidad de su natal Mérida para alistar la defensa del partido ante “la vocación insaciable de poder” que detecta en Alito para perpetuarse cuatro años más en la dirigencia del partido al que ha asfixiado hasta dejarlo moribundo.
Mientras, se cocina un intento para reformar los documentos básicos del PRI, el primer fin de semana de julio, de cara a la renovación de la dirigencia. “El PRI va a salir con su domingo siete”, bromea. Hace dos años Alito empeñó su palabra ante una decena de exdirigentes, incluida Sauri. Dejar la presidencia el día y la hora establecidos en los estatutos, fue la promesa incumplida. No es el único responsable de la debacle, reconoce. De no librarse el partido del yugo de Moreno, la yucateca avizora la extinción del PRI dentro de seis años, en su centenario.
Fuentes: El País, El Universal, Mural, El Financiero
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